sábado, 13 de marzo de 2010

NOCHE DE ALCARAVANES
Geopolítica y Globalización en Sud América
Marco V. Santos DLG
Entendiendo que Geopolítica es el estudio y análisis de la evolución y vida de los Estados desde la visión del contacto entre la dinámica de las relaciones de sus factores ambientales, físicos y geográficos de sus territorios con el resultado del desarrollo de sus actividades económicas, sociales, políticas y militares de sus poblaciones, y que al igual que otras considera al hombre en una doble condición de objeto y sujeto de estudio y actor respectivamente, dentro de las actividades propias de la evolución de los Estado-Nación y su relación con los demás países. No sólo eso sino que estudia la evolución de los Estados a través de la historia de la humanidad activando permanentes fundamentos geopolíticos.

El valor de esta ciencia radica en la interpretación de sus relaciones histórico- biológico- geográficas de los Estados, por eso mismo se tiene como resultado la formulación de políticas de poder geopolítico, que algunos como el peruano no lo hacen, evitando de esta amanera que no se den conocimientos y orientaciones básicas para el comportamiento y manifestación de actitudes que busquen el bienestar y seguridad en todos los niveles, con la aplicación de un objetivo que considere, tanto los intereses nacionales complementarios y contrarios, así como la simbiosis de lo ideal y real que se desea, dentro de su concepción necesaria y conveniente.

Tomando en cuenta el ámbito de aplicación de su basamento y principios geopolíticos, podemos colegir que orientan a los gobiernos de los Estados-Nación a tomar decisiones basadas en su realidad nacional y en la percepción del equilibrio de sus vinculaciones y nexos con el exterior.

La evolución de los Estados dependen de los hombres y las sociedades que las conforman, debiendo estos dirigir la conducción política, económica y social, resultado con el que se puede ver donde radica la importancia de la Geopolítica, pues esta influye en el Estadista para que cumpla su misión como tal, llevando a su Estado hacia el desarrollo económico y social sin atropellar la paz y el normal crecimiento de estos.

A lo largo de la historia podemos ver lo dificultoso que es la convivencia en paz y con tranquilidad para los Estados-Nación, lo que los obliga a crecer primero internamente y luego en el exterior, para que llegado el caso, estos se encuentren listos para salir de la convivencia pacifista hacia la acción violenta, cuando el bienestar, la tranquilidad y la seguridad de la nación-pueblo se ve amenazada. En este aspecto encontramos a determinados componentes del factor hombre, que incluso llegan a dirigir altos mandos políticos y militares y tienen influencia sobre la sociedad y que bajo el amparo de falsos pacifismos y tendencias erráticas sobre la no beligerancia, trastocan y desdibujan los indicadores de coadyuven a la influencia del Poder Nacional y ponen en peligro el bienestar de los pueblos ante la acción geopolítica de los Estados – Nación oponentes.

Entonces vemos que la humanidad crece en base a la evolución de los hechos geopolíticos y no como consecuencia de simples coincidencias, por efectos de los fenómenos naturales o por gracia divina, como quisieran manifestarlo a viva voz los representantes de credos y sectas religiosas que bajo el amparo de la obra de Dios manipulan el pensamiento, la cultura, la salud y el crecimiento demográfico y la moral de los pobladores que conforman la macrosociedad. Es aquí donde la actitud del hombre como individuo y como integrante de la sociedad, se convierte en conductor y artífice de los caminos y logros geopolíticos, asignándole la debida importancia.

Siendo la humanidad sujeto y objeto de sus propias acciones para supervivir en el espacio y en el tiempo, estando por un lado las acciones y reflexiones constructivas cimentadas en el juego de intereses complementarios que propicien la concertación de esfuerzos hacia el logro del Bien Común, se tiene otro lado, el de acciones y reflexiones destructivas que se basan en el juego de intereses contrapuestos para generar conflictos y presiones que pueden convertirse en violentos. Entre estos dos extremos se orienta la vida de los hombres, sus medios y sus tiempos.

Cuando son superados los retos de la heterogénea distribución de espacio y territorio geográfico donde residen las agrupaciones humanas hoy llamadas sociedades con recursos y oportunidades escasas, que limitan la superación y el desarrollo de los mismos, como es el caso de los Estados Nación instalados en franjas estrechas continentales, insulares y australes, con zonas desérticas, volcánicas y altamente sísmicas, actualmente vienen sufriendo los embates propios del calentamiento global; entonces se ven los asideros demostrativos de su coraje y reacción frente a si mismos y a la naturaleza, para lograr crear un equilibrio relativo de poder entre lo racional del hombre y lo imprevisto de la naturaleza.

Refiriéndonos específicamente a nuestro continente, vemos como los Estados-Nación que lo conforman políticamente ante la presión propia de acuerdos y pactos eventuales o permanentes como los Tratados de Libre Comercio con países de Asia, Europa y Norteamérica, en los cuales con el fin de ahorrar miles de millones de dólares en horas hombre, comercialización, consumo y transporte, tanto de los productos manufacturados o industrializados o de insumo o materia prima, mediante la globalización de la Geoeconomía optan por abrir rutas intercontinentales terrestres a través de espacios geográficos de desiertos en sus zonas de costa, montañas y andes en la sierra y entre ríos y selva agreste, como lo que hoy conocemos con el nombre de las carreteras interoceánicas que unirán el Atlántico con el Pacífico por medio del territorio peruano, para favorecer a países como Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina o Ecuador, Bolivia y Chile.

Los países con mayor auge económico y tecnológico como producto de su industrialización que trasciende del mercado interno al mercado externo, lo que no es pura coincidencia sino el resultado de un adecuado planteamiento geoeconómico, obtendrán mayores ventajas del tránsito interoceánico planteado en vías de ejecución, no sólo para sus fines comerciales – económicos para sus pueblos y sus gobiernos, sino para los fines militares con visos a la hegemonía sobre nuevos territorios geográficos que mitiguen y remplacen sus actuales áreas de uso que lejos de ofrecer condiciones de vida segura para sus habitantes, son zonas de peligro por su inestabilidad geológica.

El Perú como Estado moderno, hoy en día ocupa una parte del territorio continental que hegemonizó social y militarmente el imperio Incaico, que fueron suyos territorios que hoy forman parte de países como Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Ecuador y Colombia; ahora servirá como acceso interoceánico, y recibirá la lógica presión geopolítica de dos países como Brasil y Chile, en base a su poder económico y en vías de conformar el grupo de naciones más desarrolladas y con economías sólidas del mundo, lo que deberá tener la reacción lógica peruana, para no conformarse con ser un simple vaso comunicante frío y estático, que como miembro solidario y fraterno de la gran nación sudamericana abre sus puertas de este a oeste, sino que deberá planificar el desarrollo y bienestar de los puertos marítimos, fluviales y pueblos del interior que reciban el paso de la mercadería extranjera y la presencia del turismo eventual, debiendo para esto activar sus zonas y áreas eco turísticas, sus alojamientos y medios de alimentación, dejando de lado la improvisación y el facilismo.

Las Formas de Acción Geopolíticas a elegir y aplicarse no solamente deben estar dirigidas al planteamiento de la optimización del rubro comercial – económico, sino el que atañe a todo lo que signifique la defensa y el campo militar, para proteger permanentemente territorios soberanos nacionales y poblaciones limítrofes y del interior, que estarán bajo el acoso de Estados – Naciones oponentes a nuestros Objetivos Nacionales.
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jueves, 11 de marzo de 2010

NOCHE DE ALCARAVANES
Cambio de giro clerical o desarrollo y modernización del Cusco
Marco V. Santos DLG.
A nivel mundial el Cusco es conocido como un museo viviente, aparte de sus lauros y méritos aún vigentes. Esto como consecuencia de que en pleno siglo XXI en su casco monumental o en el damero de Pachacuteq, sus pobladores y visitantes pueden vivir y pasear por sus callejuelas de cimentación inca y construcciones coloniales de antiguas viviendas de familias tradicionales y templos católicos con paredes de adobe, yeso, manpostería, mojinetes, ventanales y techos de teja rojiza. Ingresar a estas residencias públicas y privadas, genera conocer su riqueza desde sus interiores, muchas veces bien arregladas y cuidadas, previo pago a sus administradores o a seudo propietarios. Empero este museo viviente dada la antigüedad de su infraestructura, el factor climático, la altitud de la zona y el deterioro propio de su habitabilidad y su carácter turístico, hace obligatorio su permanente mantenimiento por parte de sus propietarios y administradores privados y en caso contrario por las entidades creadas para tal acción de protección.
La entidad estatal que nació para este resguardo es el INC, que como el perro del hortelano que tanto se habla en estos tiempos, no cuida ni mantiene ese patrimonio ni deja que sus propietarios lo hagan, permitiendo que las casonas existentes en el centro de la ciudad se vengan abajo, aplastando a las familias que en ellas residen, destruyendo sus bienes, cerrando el paso vehicular y peatonal en dichas arterias, dejando mucho que desear. El crecimiento elefantiásico de esta entidad cuya cabeza y trompa se encuentra en Lima, es fabuloso, tanto en su plana burocrática, holgazana y vividora y en la de sus millares de empleados y trabajadores que no atinan ni tienen tiempo siquiera para proteger los baluartes de Saqsayhuamán que se encuentran en franco proceso de destrucción.
El síndrome de la momificación mental de las autoridades y algunos pobladores cusqueños, disfrazado de respeto a lo tradicional y monumental, se vio en forma evidente hace unos días cuando, residentes de las áreas adyacentes al seminario y colegio de San Antonio en la Av. De la Cultura, parroquianos, plañideras eventuales, vendedores ambulantes y feriantes puneños creadores de la cultura de la calamina y el caramanchel que tanto daño nos hacen en el Cusco, salieron a las calles y a los medios de prensa para despotricar sobre el cambio de giro que autorizó la Municipalidad Provincial del Cusco al arzobispado que dirige Antonio Ugarte que desde que llegó a nuestra ciudad se ha dedicado a actividades del comercio, la compra y venta de inmuebles y desalojo y lanzamiento de inquilinos de locales de propiedad del pueblo que jamás fueron del clero, al más puro estilo del mercader de Venecia, olvidándose de la prédica de la palabra y el evangelio de Dios.
Su más encumbrado argumento de estos protestantes sociales, es el de pretender crear mega centros comerciales que atentarían contra sus mercadillos y centros de abastos, en donde como todos sabemos se expende en el suelo sangrecita con arroz y revuelto de nabo y artículos de contrabando que no pagan los impuestos de ley.
Es tiempo que el Cusco salga de su cuadro de museo medieval viviente por lo menos en la parte sur de la ciudad, para buscar la construcción de edificaciones en donde funcionen y se presten servicios de alimentación, distracción, finanzas, vestuario, educación y cultura, no solo en aras de servir a la comunidad sino de modernizarse y desarrollar en franca competencia con ciudades como Santiago, Caracas, Bogotá o en nuestro país como Lima, Arequipa, Trujillo o Chiclayo.
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domingo, 7 de marzo de 2010

NOCHE DE ALCARAVANES
Teletón de Don Francisco y Geopolítica chilena
Marco Santos DLG
¿Puede el adelanto, el desarrollo y el bienestar social de un Estado, logrado como consecuencia de su economía sólida propia de países organizados política, social y culturalmente, que busca con seguridad, determinación y solidez ubicarse entre las naciones del primer mundo, con planes geopolíticos a mediano y largo plazo por concretizarse, ver truncados sus esfuerzos y logros como producto del cambio climático propio del calentamiento global en alianza tenebrosa con su relieve geográfico deprimente, volcánico, de grandes arenales, salares y desiertos, que provoque caos, destrucción y catástrofe total, por el accionar de terremotos, maremotos y tsunamis?.
La NASA hace más de diez años había analizado satelitalmente la inestabilidad de la peligrosa geografía del territorio marítimo y continental chileno, en donde como consecuencia del crecimiento de las masas de agua del Océano Pacífico a raíz del descongelamiento de los grandes témpanos desprendidos del continente Antártico, nuestro vecino del sur, vería desaparecer sus territorios desde Tierra del Fuego, pasando por Cabo de Hornos, Cordillera de Darwin, Isla Grande, Península de Wilcook, Península del Taita, Boca del Guafo, Puerto Mont, Osorno, La Unión, Valdivia, Temuco, Talcahuano y Constitución y como producto de la sequía y el estiaje permanente e increscendo de zonas como Calama, Copiapó, Tocopilla, Salar de Atacama, Antofagasta, Iquique, Putre y Arica.
El análisis científico en referencia habría sido tomado en cuenta concienzudamente y con la seriedad que el caso amerita, no solamente por los gobiernos chilenos, sino por sus FF.AA., las mismas que debemos colegir, tendrían que haber recomendado la obtención de nuevos territorios geográficos, como por ejemplo con Bolivia de quién mediante tratados bilaterales, obtendría la mitad del agua dulce que le corresponde del Lago Titicaca y parte de su territorio altiplánico, a cambio de su salida al mar por un lapso no menor de 50 años. El territorio objeto de este trueque entre ambos países deliberadamente sería Arica, lo que al ser objeto de protesta y natural reclamo peruano nos enfrentaría con Bolivia. Chile en cumplimiento a un anexo secreto de su tratado de marras, intervendría militarmente en defensa de “sus intereses” y de su aliado, declarando la guerra al Perú.
El que Chile hoy en día sea el mandamás de Sud América tanto políticamente como para traer al Secretario General de la ONU Ban Ki Moon, al de la OEA y otros de rango mundial y continental para que bailen en la teletón de don Francisco y doña Michelle, faltando únicamente el Papa Benedicto, sus cardenales, la Corte Internacional de la Haya en pleno y el espíritu santo, le permite darse el lujo de solicitar ayuda para sus damnificados del terremoto de hace una semana, con elementos de alta tecnología y coste económico, debiendo abstenerse los que regalan baratijas, pastelitos, suspiros a la limeña, bolsitas de gasa y algodón, lo que no nos causa extrañeza, por cuanto han querido demostrar cuanta plata tienen y quienes son sus amigos poderosos, que los acuden en las buenas y en las malas.
Tampoco es pura coincidencia la estrepitosa maratón armamentista y bélica de alta tecnología, que los hace poderosos militarmente en esta parte del planeta, no para colonizar el Continente Antártico o para declarar la guerra a la Argentina, sino para hacer respetar sus intereses económicos invertidos en Perú y lograr sus metas geopolíticas de dominio sobre territorios que garanticen la seguridad de los bienes de sus ciudadanos, la alimentación, salud y bienestar de sus pueblos y el desarrollo de su sociedad y su fortalecimiento como nación que se proyecta más allá del siglo XXI. El Perú pues hoy por hoy le ofrece todo eso y mucho más, ya que la desidia, anomia social y corrupción estatal generalizada de este último, como jugando puede llevar a los araucanos a ejercer hegemonía a préstamo por cincuenta o cien años sobre regiones que abarquen hasta Ica, Cusco y Madre de Dios, logrando convertirlo en un flamante país amazónico.
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