jueves, 4 de agosto de 2011

LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS

Los generales y coroneles de la PNP actualmente se encuentran con las barbas en remojo, dado que el actual flamante Ministro del Interior de la jerarquía de Teniente Coronel del EP en situación de Retiro, asume el mando con el sable desenvainado a sabiendas que la disciplina que es la columna vertebral de toda institución castrense y policial, ha sido quebrada y pisoteada como una zapatilla de carretillero por los oficiales de la más alta graduación, por el solo hecho de satisfacer sus ambiciones angurrientas y concupiscentes.
No es coincidencia para nadie de que el Presidente Ollanta Humala haya decidido poner en esa cartera a un oficial militar que no es general ni coronel, simplemente para que ningún oficial con estrellas sobre el hombro amparado en falsas lealtades de los "promociones", vayan a su despacho para pedir favores incumplibles de amparo, lealtad, protección, impunidad y demás contubernios propios de este mundo de inmoralidades.
Cuando Hidalgo Medina siendo jefe de la DIRANDRO usurpa la autoridad de la DIRINCRI para borrar los archivos de los petroaudios BTR, acosa sexualmente a sus subordinadas y las introduce en hoteluchos de la urbe y comete una serie de actos inmorales, corruptos y amañados, para ver una sonrisa sarcástica en el rostro adiposo del ex presidente García o recibir una palmadita de este en las corvas en señal de agradecimiento, nunca pensó que el tiempo transcurriría inexorablemente, no se detendría por que a la larga lo que sube baja, lo que está seco se moja, lo que está entero se rompe y lo que es opaco deja traslucir la luz, y los favores que le hizo a su jefazo jamás serán reconocidas por los que abusaron del poder y que él quedará solo y abandonado con marrocas en las muñecas, escondidas por una casaca que funja de cortina, como las de Dianderas, Hermoza, Bello o Damico.
No solo este generalote es el corrupto, sino los que trabajaron con él en diversas direcciones y reparticiones policiales haciendo tabla raza la disciplina y el ejemplo para con los subordinados, apropiandose no solo de los bienes pecuniarios, logísticos y financieros de la institución policial, sino destruyendo la moral y el espíritu de servicio de los efectivos policiales.
Que la inmunidad del corrupto Salazar Miranda sea óbice para sancionar a estos sátrapas, que buscan esconder la cabeza en el hoyo más cercano como el avestruz, es necesario seguir con el ejemplo moralizador del caso Martha Chavez, para que el pueblo que ha sido vejado moralmente por esta lacra uniformada sea reivindicada y puesta en su lugar, para bien de la tranquilidad pública y seguridad ciudadana nacional.
Hay que aprovechar esta noche de los cuchillos largos y voladura de cabezas para hacer que la PNP sea comandada únicamente por coroneles y comandantes y nunca más por una población elefanteásica de generales innecesarios e improductivos, que lo único que hacen es crear el caos y el desórden institucional.
MARCO V. SANTOS
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REY Y EL SÍNDROME CORREA

El síndrome de Correa se repite en Perú como vaticinio de algo oscuro que se cierne sobre la cabeza de periodistas que investigan y denuncian no solo los exabruptos sino las falencias e ineptitudes de los hombres que enarbolan el poder en todas sus formas y deformaciones, a sabiendas de que no todos los profesionales de las ciencias de la comunicación cumplen a cabalidad su misión social, y deforman las informaciones obligados por sus preferencias políticas y ambiciones económicas personales.
Cuando el presidente del país del norte enjuicia a periodistas y vence a nivel judicial logrando la penalización con sanciones accesorias pecuniarias, asombra a nivel internacional por la osadía propia de los hombres que vanamente ejercen el poder público y funjen como falsos símbolos para los elementos traumatizados, llenos de complejos y con muy baja auto estima como Rafael Rey, que para mala leche es uno de los tantos personajes de nuestro paupérrimo mundo político nacional, quién en un exabrupto propio de su personalidad que no es ni regular ni secular, ha denunciado a un periodista limeño que le pide a gritos que de una vez por todas salga del closet y deje de lado su hipócrita actitud de aparentar lo que no es, llegando inclusive a ostentar cargos impropios para él, como el desempeñar el cargo de ministro de defensa solo para estar rodeado de las tropas y acariciar los cañones de los T-33 rusos.
Dicen por muchos años que Rey Rey tiene problemas de personalidad indefinida y si el río suena es por que piedras trae, y escribirlo esto para sus lectores, no quiere decir nada falso ni traído de los cabellos.
El ex ministro de defensa lejos de gastar sus millones obtenidos no sabemos bajo que extraño sortilegio, en estar enjuiciando periodistas que hablan mal de su hombría, debería avocarse a devolver los tanques chinos obsoletos que trajo a la blindada nacional, la artillería atrofiada israelí, que más que ser armas ofensivas de última generación, se dedicaron a revolver las enaguas de la Cabanillas.
Que siga el ejemplo de sus congéneres como Ortiz, Bayly, Bruce, Mariátegui y otros manfloritas de obscura trayectoria.
MARCO V. SANTOS
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miércoles, 3 de agosto de 2011

LA OCTAVA PASAJERA

En medio de la eclosiòn patriòtica del 28 de Julio del presente año en el que el jòven ex militar y lider nacionalista asumìa la Presidencia de la Repùblica por voto y designio popular democràtico universal, ante la presencia de mandatarios latinoamericanos y europeos, la expectativa del gran auditorio internacional y la emociòn de todos los peruanos que ansìan un gran cambio y lucha frontal contra la corrupciòn generalizada enquistada en todos los recovecos del estamento estatal y pùblico, hizo su apariciòn de entre las curules congresales un ser alienìgena, de aspecto humanoide y ademanes grotezcos, que destilaba veneno verdoso por entre sus fauces y espuma a raudales que al caer al piso encerado y mobiliario laqueado, quemaba sus relieves y esparcìa en el ambiente olores a azufre y miasma gasificada, estiraba sus ocho tentàculos sosteniendo entre sus tenazas papeles y cartones que luego se los engullìa. Propios y extraños reaccionaron echandole en el rostro agua de azahar, colocàndole cruces de metal en la insignificante y ridìcula frente, y marrocas de plata en las muñecas. Su cabeza giraba como perilla de puerta a la vez que subìa y bajaba de su curul que en mala hora le asignaron las fuerzas del mal.
Vanos eran los esfuerzos para someter a la bestia extraterrestre, los visitantes miraban asombrados el espectàculo, los congresistas fugaban hacia la plaza màs cercana, las tropas armadas de bazucas tomaron sus ubicaciones, las palomas cambiaron de habitat, las ratas abandonaron sus cubiles, el cielo se nublò aùn màs, aparecieron ventiscas de norte a sur, el caos fue total, peor talvez que el suplicio del gòlgota o la traiciòn de judas a su maestro.
Sùbitamente escondiò el rostro cetrino y mostrò su cadavèrica figura, las corvas eran abultadas cual dorso de esperpentos y gàrgolas pètreas, daba las espaldas a lo que el ente mismo creò y ocasionò.
Durante horas, dìas y semanas se reunieron afanosos los exorcistas y chamanes de todas las religiones y credos, abrieron gruesos libracos, biblias y volùmenes desconocidos escritos en sànscrito, arameo y dialectos numerario intergalàcticos y por fin encontraron la fòrmula para apaciguar a la bestia inmunda; rezaron a sus pies en voz alta, cuyo clamor se escuchaba a siete leguas y traspasaba el ùltimo escalòn del cerro San Cristobal, bañaron de ruda las calles y plazas aledañas y dinamitaron su puesto, convirtièndolo en un montòn de chatarra humeante vomitiva y diarreica.
El remedio dio resultado, santo remedio para calmar sus iras, rabias y furias lascivas y esquizofrènicas. Se escondiò en su guarida por ciento sesenta semanas y cuarenta horas. Durmiò entre ronquidos infernales y bufidos de boa constrictor, en forma imperturbable, casi inanimada y cadavèrica, lo que fue aprovechada por el gobernador de la campiña para rescatar a la prole y a su marido que conformaban su familia, ellos fueron llevados a la posta mèdica màs cercana, fueron bañados y untados con lejìa y kreso para quitarles el estiercol que llevaban entre los poros.
La gente miraba apenada a los congèneres del elemento malèfico, unos pedìan que se les traslade a otras comarcas, otros decìan que se les cambie de nombres, algunos clamaban por su santificaciòn, unos pocos vociferaban por su premiaciòn y condecoraciòn con la Gran Cruz de Malta, de Hierro y el Gran Sol de los Andes, por su estoica vida, por su existencia màrtir y por su inhumano destino.
MARCO V. SANTOS
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