sábado, 16 de abril de 2011

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS .

En el ancho y extenso territorio del Armagedón peruano compuesto por vastos arenales y valles de la costa, montañas con picos nevados y de relieve accidentado de la sierra y bosques tupidos, lluviosos, con exuberante flora y fauna, bañados por ríos pequeños y grandes de la selva, se llevaron a cabo las elecciones generales del 10 de Abril próximo pasado para elegir al nuevo presidente de la república y más de 120 congresistas, con la misión de legislar, fiscalizar y representar a sus localidades y regiones de donde provienen, con el resultado que todos conocemos y nos causa asombro ahora, dada la respuesta casi vengativa de un pueblo cansado de la corrupción generalizada que es el auténtico cancer del que tanto nos habla el novelista Vargas Llosa, de la mentira y la demagogia convertida casi en un credo, de los lobys y vendimias del territorio patrio y sus riquezas perpetradas en alcobas y suits de hoteles de cinco estrellas y cafetines de Miraflores, del enquistamiento de congresistas que aparte de ser simples come pollos, roba luz, plancha camisas, mata perros, pastea ovejas, contrata fantasmas y lava pies, eran esperpentos durmientes y gárgolas apitucadas fascistoides y razistas, cuya presencia de la Supa con su monterita a la pedrada, les apestaba aún estando a diez cuadras de distancia.
Es en estos comicios en donde los cuatro jinetes del Apocalipsis del partido de Haya de la Torre, quién felizmente para su tranquilidad y sosiego ya no se encuentra en este mundo, representados por Alan García, Jorge del Castillo, Mercedes Cabanillas y Rómulo León, hacen su aparición montados en caballos famélicos y desgarbados y se presentan ante el pueblo sufrido y adormecido y le asestan las puñaladas de sus discursos demagógicos desde balcones instalados en plazas y calles de la gran capital, con sendos vasos de cerveza en las manos, no interesando inclusive que haya ley seca por los comicios y le atraviezan los costados como a Cristo traicionado por Judas y llevado al Gólgota.
Estos cuatro jinetes demoníacos aparecen de entre las sombras y la bruma del atardecer en el gran Armagedon andino, con los rostros pintados con sangre, llevando cadáveres y colgajos de hombres que ya fueron, sobre sus hombros y clavículas y en las ancas de sus caballos y al toque atronador de trompetas llaman al silencio y piden atención del vulgo, quienes se arrodillan y esperan el mensaje que solo lesionará sus tímpanos hasta hacerlos sangrar y reventar. Ellos abriran los siete sellos de uno en uno; el primer sello hará recordar a los siervos bípedos el primer gobierno aprista de los años 85 al 90; el segundo sello caracterizado por la línea estatista de la banca privada; el tercer sello nos enrostrará la matanza de los penales y la posterior fuga del mandatario a la ciudad luz; el cuarto sello, será el abaleamiento público contra los hijos del pueblo en la Av. Velasco Astete de la ciudad del Cusco, perpetrado el 25 de Mayo del 2006; el quinto sello, será el genocidio de Bagua, donde familias enteras de aborígenes fueron exterminadas entre los matorrales desde helicópteros artillados, cuyos autores que visten ternos y uniformes aún pasean por las calles y alamedas de Barranco y la costa verde; el sexto sello, será el indulto dispuesto entre gallos y media noche de Crousillat, el hombre idóneo de Montesinos y adecuado para el gobierno aprista y el séptimo sello será el caso de los archivos del BTR que fueron borrados por Hidalgo Medina en la DIRINCRI, a cambio de fajos de billetes color verde y el obsequio de la cartera del Interior.
Los secuestrados eternamente en su propio territorio que son cientos, miles y millones de autóctonos, quechua hablantes, masticadores de coca y de sus penas, se levantarán de su actitud genuflexa y antes de elevarse hacia los cielos en el arrebato que nos habla la Biblia, darán su veredicto en las ánforas en clara reacción a la actitud vandálica de los rufianes encorbatados enquistados en el mando público congresal por más de 20 y 30 años y los enviarán a sus casas a pelar papas y contar los fajos de billetes fruto del latrocinio y desmantelamiento nacional.
Es en esta forma que los Cuatro Jinetes del Apocalipsis han destruido su partido y mandado al tacho el pensamiento hayista y su lucha, en claro cumplimiento a las profecías de los auténticos defensores del indoamericanismo como Towsend, Prialé, Seoane, Sanchez, Valle Riestra, Vargas Haya y otros considerados disidentes históricos.
MARCO V. SANTOS
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