jueves, 8 de septiembre de 2011

PERROS DE CHACRA O RATAS DEL DESIERTO

No es que queramos hablar de la película con Marlon Brando en los avatares de la Segunda Guerra Mundial en el desierto africano, sino de cuan contento se habrá sentido el Presidente del Congreso Daniel Abugatás al enterarse la decisión de los cuatro gatos del partido de la estrella de renegar y defenestrar el acuerdo mayoritario congresal de sesionar y legislar por unas horas en la ciudad de Ica, ya que de haber aceptado sin chistar tal movimiento migratorio temporario, hubieran puesto en peligro tal misión descentralizadora, por cuanto el pueblo iqueño podría haber atentado contra ellos, por ser los autores con Alan García a la cabeza, de haberse engullido todos los dineros y bienes del Estado y donaciones internacionales destinados a su reconstrucción luego del violento sismo que los dejó a flor de arena-
Es así que los perros de chacra ahora son las ratas del desierto pisqueño, chinchano e iqueño, que denostan rechinando sus incisivos y relamiendo sus bigotes, de la primera reunión destinada a constituirse in situ en el lugar del terremoto, ver el abandono del pueblo, recibir las otras quejas de manos del mismo pueblo, formular la ley que nombra la comisión especial de investigación de los hechos ignominiosos y que tiemblan ante el temor de ser apedreados por el pueblo ninguneado y pisoteado por el gobierno que llegó al poder bajo el himno francés de la Marsellesa y la tan decantada ideología indoamericana y de la internacional socialista.
Estuvo bien que se queden fuera del hemiciclo del coliseo de Ica, que vayan a visitar las ruinas de Kuelap, al Señor de Sipán o a otros sitios arqueológicos del interior a sabiendas que las joyas de oro, plata y alabastro se encuentran a buen recaudo y lejos de las garras de los mafiosos ploticastros.
Es necesario que el actual Congreso también se constituya en los otros sitios y pueblos agredidos por el gobierno que feneció y por fín desapareció, como sería Bagua, Moquegua, Puno, Madre de Dios, Cusco y otros de valía e importancia histórica para el Perú, no por que tengan a sus muertos asesinados por Salazar Miranda, Cabanillas o Hidalgo Medina, enterrados bajo siete capas de tierra o escondidos y acurrucados bajo las piedras de los ríos grandes y pequeños de la sierra o selva, mientras las truchas y pirañas les corroen las carnes de los talones, sino los que han sido desconocidos, pisoteados y desoídos en sus justos reclamos sociales, educativos, de salud, alimentación, vivienda y trabajo.
Las pataletas de los cuatro gatos hoy convertidos en ratas pardas nos tienen sin cuidado, por que son tan pobres sus ruidos guturales y arañazos al aire, que mejor sería no hacer tanto alboroto, por que lo único que provocan son situaciones cómicas y penosas como grupetes de hormigas que cruzan la carretera hacia el despeñadero.
MARCO V. SANTOS
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