viernes, 12 de febrero de 2010

NOCHE DE ALCARAVANES
Olvido Nacionalista en los tiempos del cólera
Marco V. Santos DLG.
La tragedia y la destrucción provocada por las lluvias, los huaycos, los deslaves y el arrasamiento de carreteras, terrenos de sembrío, puentes, viviendas, poblaciones enteras y habitantes del Cusco y sus provincias, por entera responsabilidad de sus autoridades del Gobierno Regional, sus municipalidades y Defensa Civil, ha generado la reacción inmediata de propios y extraños, tanto es así que los pobladores de Pisco e Ica, que aún no se han repuesto del último terremoto, han juntado sus dineros, víveres y ropa, haciéndolos llegar prontamente, en gesto solidario que los pinta de cuerpo entero. Fatalmente mucho de este apoyo ha ido a parar a las viviendas de las familias y de sus concubinas de las muy conocidas autoridades corruptas, que contamos en el Cusco por fatalidad del destino.
Inclusive ha causado asombro mundial el hecho de que el poblado de Zurite en la provincia de Anta, haya sido arrasado por tres huaycos consecutivos nacidos en el mismo sitio, deslizados por las mismas calles y destrozado las viviendas de sus habitantes hasta casi borrarlo del mapa, debido a la negligencia punible e inacción de los encargados de proteger a la población y sus bienes.
Sin ánimo de hacer loas al pensamiento de Maquiavelo de no reparar ni tomar interés en los medios con tal de llegar y lograr la finalidad que se busca, hemos observado que los seudo asesores de la alta dirigencia del Partido Nacionalista Peruano, que solo sirven para abrir las rejas del local central en la Av. Arequipa en Lima y los otros para inaugurar locales partidarios por allá y acullá en claro afán proselitista anticipado, no han tomado la iniciativa de sugerir a sus hacedores y empleadores mandamases del partido en cuestión, la actitud inmediata de recaudar prendas, alimentos o medicamentos para el sector poblacional más pobre que ha sufrido los embates de la naturaleza, llámese los pequeños agricultores, el campesinado, los obreros y desempleados que viven a orillas de los ríos y lagunas, en los acantilados y barrancos y en las faldas de los cerros, siendo solamente estos habitantes los más afectados y no los ricos ni potentados.
Es necesario aclarar a los seudo nacionalistas que cual modernos alquimistas buscan la piedra filosofal del ejercicio del poder para su enriquecimiento ilícito y el lucro de sus familias, que ese sector poblacional afectado hasta la miseria provocando lástima y dolor, es el que ha elegido a los congresistas y alcaldes provinciales y distritales que se lanzaron con el símbolo del PNP, haciendo tambalear a los partidos de la derecha cavernaria, organizado desde hace centurias para el mal ejercicio del poder, en la elecciones próximo pasadas del 2006.
El Partido Nacionalista lejos de reaccionar en apoyo y defensa de los pobres afectados por causa de los fenómenos de la naturaleza del Cusco y del Perú en general, a quienes dice defender y hacerlos dueños de su terruño y de su patria, los ha olvidado y ninguneado como si no fuera con ellos la cosa. Bien pudo aprovechar la circunstancia agraviante natural para solicitar a los gobiernos de Cuba, Venezuela o Bolivia para que hagan llegar su apoyo material o recaudar lo necesario en el interior del país.
Estamos seguros que dentro de algunas semanas y meses veremos a las actuales autoridades congresales, regionales y municipales que buscan reelección y a los nuevos candidatos nacionalistas con platita en el bolsillo, como se aparecen en cada poblado y villorrio hoy arrasado y destruido, ofreciendo el oro y el moro, engañando con discursos en lengua nativa y regalando aguardiente, hojas de coca y cajitas de fósforo con monedas tintineantes en su interior, al campesino que se ve obligado a sufragar por culpa del voto obligatorio. Estos pobladores que han sido olvidados por el Partido Nacionalista en el momento que más lo necesitaban deben cerrarles las puertas a los candidatos con piel de cordero y mostrarles erguido el dedo medio de la mano.
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