lunes, 22 de noviembre de 2010

PNP O POLICÍA NACIONAL PRIVADA

Los miembros e integrantes de la Policía Nacional del Perú antiguamente ingresaban a sus filas por vocación y espítiru de solidaridad y apoyo a la sociedad, no obstante de conocer sus falencias logísticas, lo exíguo de sus remuneraciones y lo sacrificado de sus servicios. Permanecían en sus filas desde muy jóvenes y quedaban en ellas durantes treinta o cuarenta años, saliendo jubilados y casi ancianos, sin haber vivido con sus familias ni criado directamente a sus hijos. No tenían como lo tienen los actuales las condecoraciones ni medallas que lucir en sus pechos, tampoco integraban cuerpos de élite como las águilas negras, los sinchis, los udex, los suat, etc., mucho menos eran guardaespaldas de congresistas, alcaldes, regidores ni concubinas de estos, en suma eran un grupo de esforzados ciudadanos que vestían uniforme por puro placer y deseo de servir.
Resulta que ahora el comando policial a cargo de gobiernistas con uniforme, con un sinfín de antecedentes de acoso sexual y corruptela generalizada, viene permitiendo que los efectivos policiales durante sus vacaciones, francos, permisos y demás gollerías cuiden y resguarden bancos, entidades financieras, grandes supermercados, bodegas, discotecas, lupanares, zonas rosas, terminales terrestres, garages, farmacias, clínicas, casas particulares y zonas residenciales, etc., vistiendo los calcetines, calzoncillos, polos, camisas, corbatas, pantalones, casacas, polacas, gorras, kepíes, correajes, armamento y munición de propiedad del Estado, quedando la ciudadanía abandonada a su albedrío y triste destino que lo agradece de todo corazón y hasta las lágrimas la delincuencia común, organizada y perniciosa por la que navegamos desde el siglo pasado, sin que exista norma que restringa tal mala costumbre generalizada y enraizada, hecha ley.
Existen cientos y miles de oficiales policías engalonados y galardonados que ostentan cursos, diplomados, doctorados y profesiones que se dedican a explotar la hacienda policial y sus empresas privadas, que no pueden tomar el toro por las astas y solucionar la problemática de marras, analizando primeramente los bajos sueldos, los horarios de servicio, la naturaleza de los servicios policiales y especiales,los ascensos y el control de calidad en los exámenes de ingreso para los postulantes a oficiales y subalternos.
La población peruana que requiera seguridad en sus viviendas, residencias, en la vía pública, en los colegios de sus hijos, en sus trabajos o en sus labores rutinarias, deberá registrarse ante la máxima autoridad de la Policía Nacional Privada y acordar los montos por pagar, por que la PNP que por ley debería hacerlo no tiene tiempo ni efectivos para tal función.
MARCO V. SANTOS
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