jueves, 20 de enero de 2011

CONGRESO O ALMACEN DE RESÍDUOS TÓXICOS

En el congreso que se tenga a partir de julio del presente año, desde el ángulo, esquina o nivel del que se le mire, a plena luz o con total obscuridad, trátese de las curules nacionalistas, de las apristas, de los centristas y derechistas pro imperialistas, de los del menú sancochado, de los sin nombre pero de color naranja, o de los aparecidos en el amanecer de las épocas de veraneo juntamente con los zancudos chupa sangre, observaremos a la crema y nata de la improvisación e ineptitud con tatuajes de todo color y mascaretas de plastilina con muecas de rostros suplicantes, lagrimeantes, jadeantes, sudorosos, alegres, bonachones y en un sinfin de actitudes contritas, que aprovechando la maquinaria mediática de la información atacarán cada vivienda y domicilio de los moradores de este país y se burlarán de la inteligencia y sentido común de ciudadanos y desempleados tolerantes y sin autoestima.
Muchos de los ineptos serán pobres de espíritu y sin moral ni ética en sus actitudes y pensamientos, empero serán millonarios en planes de destrucción y latrocinio de la patria y sus recursos y por cada poro de sus magros cuerpos verterán litros de veneno adormecedor que con el que drogarán a los anodinos electores con y sin corbata, con ternos o con ponchos, con zapatos de charol u ojotas.
Mostrarán papeles emitidos por jefes de instituciones públicas aún más corruptas que los mismos agresores, queriendo librarse de sus actos delincuenciales y de corruptela, a sabiendas que los contenidos de los papeles higiénicos multiusos que flamean en sus manos, son de pura mentira y falacia que ni sus propios progenitores los creerían al leerlos.
Entre la gran masa de sátrapas y villanos que se ponen en el partidor de la seudo democracia peruana, que a nivel internacional provoca verguenza por la falta de autoestima de los peruanos que una vez más se somete a la gran payasada carnavalesca, que no es más que una gran tómbola donde se remata el país a los mejores postores que venderán al pueblo y sus bienes, su seguridad, su trabajo, su moral y el futuro de sus familias, encontramos a hijos de reos en carcel, a ciudadanos extrangeros, a delincuentes terroristas, a diplomáticos fracasados y a loquitos de la calle medio drogados y medio alcoholizados.
Mientras estos se lanzan para candidatear a la presidencia en calidad de dueños de cada partido, en sus listas congresales encontramos a personas que jamas pensaron hallarse en tal situación, que solo tuvieron la suerte de haber sido los jardineros, choferes, gasfiteros o cocineros de los machos cabríos que dirigen a sus píaras compuestas por anoréxicos mentales y sin recato. No solo están los artesanos que trabajaron para los enbilletados a costa del lavado de dólares de la mafia, sino están de la misma forma muy orondos como candidatos, los sepultureros, los engrasadores, los verdugos, los incineradores, los corta cabezas, los guardaespaldas, los filmadores, los fotógrafos y toda la parafernalia de los vándalos que destruyeron la patria desde el día siguiente en que se instauró la falsa república peruana.
Al igual que estos, también participan en el desfile infernal de las inclemencias y desgracias sin fín de este pueblo sin identidad a costa de sus múltiples étnias y culturas a medio morir, mujeres jubiladas del deporte del voley, sin más argumento que la fuerza de sus groserías callejoneras y el fracaso permanente cuando el país tuvo la mala suerte de tenerlas como seleccionadas del deporte de marras. En este aspecto ya tenemos la amarga experiencia de estas deportistas en el congreso, que no solo dan verguenza ajena sino pena por sus tristes papeles que desempeñan en las diferentes comisiones de la fábrica de leyes.
Ahora ya no solo hablamos de las vedettes con rostros y gestos de muñecas inflables, las nalgas pintadas, homosexuales y misóginos evidentes y encubiertos, sino de toda la crema y nata de ciudadanos que han perdido el juicio de solo pensar que en cinco años serán los nuevos millonarios a costa de la sangre y sudor del pueblo.
Para el hombre de a pie, común y corriente pagador de impuestos y aplanador de calles, estos elementos en campaña no son más que los deshechos y la basura que se bota de la casa, compuesta de todo tipo de basura, de aquella que se recicla, de aquella que desaparece al poco tiempo, la que perdura toda la vida y los residuos tóxicos que tanto daño hacen a la población.
MARCO V. SANTOS DLG
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