sábado, 22 de enero de 2011

EL PURGATORIO DE BENEDICTO

Poco a poco vamos viendo y conociendo como los dogmas del catolicismo creados a su antojo por su iglesia a lo largo de toda su historia se van desvaneciendo en lo etereo como las masas transparentes de neblina de la colina al amanecer, siendo los millones de pastorcillos de su grey de todo el orbe, los que atónitos observan el espectáculo que se muestra ante ellos.
Los hechos inventados por el hombre para su autodominio y egemonía propia, para someterlos entorno a un credo sin posibilidad de razonamiento lógico, aplicación de interrogantes con soluciones propias de los humanos, se caen de por sí como los pétalos de las rosas marchitas del atardecer y quienes quedan mal ante la historia son sus autores y hacedores, por cuanto llegaron a deshacer ideas, martirizar libertades, destruir oficios, quebrantar vidas y desaparecer argumentos, para imponer conocimientos falaces y carentes de vínculo con la realidad, como lo fueron las que se impusieron a la teoría de la rotación y traslación de los planetas, la formación del universo, la creación de la vida, la teoría del big-ban, la teoría de la Evolución, la infalibilidad del papa, etc., que a la postre fueron reinvidicadas y aceptadas a medias tintas primero y luego en forma soterrada en su plenitud.
Los curas mismos no quieren enseñarnos la realidad del nacimiento del Vaticano el estado mundial político más rico y oneroso del mundo, cuya existencia es un jardín del edén en medio del pantano de la hambruna y enfermedades de países de los continentes africano y americano, siendo así que Pedro como su piedra angular y primigenia nunca llegó ni pisó tierra romana a donde fue trasladado ya postumamente, del mismo modo, la gran invención del voto de castidad y continencia para curas y monjas, dentro y fuera de los conventos y cuarteles de oración de invierno, por cuanto esta mentira cantada a coro nunca fue dispuesta por los padres de la iglesia católica mucho menos por Cristo, ya que ellos tuvieron familias bien organizadas y respetuosas del orden y la moral, con quienes caminaban por las comarcas hablando de la palabra de Dios. En el fondo la tal invención de cerrar con broche de hierro los escrotos de los curas y con calzón de castidad las vaginas y nalgas de las monjas, era por el solo hecho económico de los obispos que querían cuidar sus feudos, sus tierras, sus chacras, sus productos agrícolas, sus ganados y bestias de carga y todo el dinero ahorrado, usurpado y producido por la mano de los labriegos de sus cofradía, para que no vayan a parar como objetos de herencia entre los deudos y familiares de los clérigos y monjas, lo que a la postre ha ocasionado que conviertan al Vaticano en un estado millonario para aberración de propios y extraños.
El maquiavelismo católico de los curas de antaño queda como una zapatilla hoy en día en que sus más conspícuos mandamases desde el Vaticano han salido con la esperada declaración de que no existe purgatorio ni cielo ni enfierno, lo que ha caído como una puñalada clavada entre los omóplatos de sus feligreces del planeta, quienes han quedado desbautizados y sin horizonte.
Como disculpa de la negación de la negación, afirman que los tres dogmas de suplicio y salvación del hombre, están en el corazón y alma de los creyentes, vale decir que mientras más pecador el cordero, tendrá más flama icandecente que incendie su ser en el inmenso ambiente del purgatorio, de donde saldrá al terminar los alcances y límites del pecado cometido y pasará al cielo a disfrutar de paz y amor eterno; osea todo un maremagnum de mentiras para decir que vale e interesa mucho la actitud, la convicción y la presencia permanente del acto de contrición de cada uno de los hombres, según su conciencia y sus valores morales.
Ahora todos estamos a la espera que Benedicto XVI abra los ventanales de su residencia en Roma en los próximos días, para decirnos que efectivamente el hombre desciende del mono y que aún falta encontrar el eslabón perdido en el transcurso de las eras, que el agua de consumo humano potabilizada o no, es la misma en todo momento y circunstancia, en cualquiera de sus estados, siendo falso que esta sea bendita o maldita según el querer del sacerdote que efectúa rituales sobre el líquido vital, que queda permanentemente prohibida y archivada toda norma que obligue a curas y monjas a contraer matrimonio y tener hijos como cualquier familia de las naciones y que finalmente todos los habitantes de la tierra son hijos de Dios en la medida que cada uno haga su vida en moralidad y buenas costumbres, practique cualquier credo y presente su oración de gratitud, de agradecimiento y de solicitud y gracia en cualquier lugar, no siendo necesariamente en la parroquia o templo, escuchando la palabra del cura del barrio, por cuanto Dios está en todo sitio, hora y lugar.
MARCO V. SANTOS
http://PARNASOPPSLIBRESXXIBLOGSPOT.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario