viernes, 25 de marzo de 2011

GEOPOLÍTICA BOLIVIANA O APOLOGÍA A LOS TSUNAMIS

El cumplimiento de los Objetivos Nacionales de un Estado como meta final de la Geopolítica que deben mantener y sustentar los gobiernos de turno se trastocan y se ven afectados en su conjunto,llegando inclusive a alterar los incipientes medios de interrelación con las fuerzas oponentes, como así se llama a los países colindantes o no que pueden verse involucrados en forma evidente o encubierta en el desarrollo y avance de ese Estado; aplicando esto a la circunstancia coyuntural por la que atravieza Bolivia con Evo Morales en el gobierno, vemos como el decantado pedido y clamor de este y de todos los gobiernos anteriores de tener salida al mar a como dé lugar y a cualquier costo se va por los suelos, por cuanto una vez vencido los plazos impuestos por el mandatario altiplánico,lo que ocurrió hace pocos días, se sale ante la opinión pública nacional e internacional con un argumento traído de los cabellos como es el de acudir a la Corte Internacional de la Haya en Holanda, como si este tema de la mediterraneidad boliviana fuese un asunto pendiente a lo largo de los años, sin solución por arbitrariedad de uno de los ponentes en este caso Chile, siendo a la postre un intento de queja en clara imitación al Perú que actualmente está en espera de que dicha corte dé su veredicto sobre el problema de demarcación marítima en las fronteras de los incas y araucanos vale decir entre Tacna y Arica respectivamente, que por cierto, si tiene el auténtico peso para ser aceptado y visto por la Haya.
Los límites entre chilenos y bolivianos han sido fijados y aceptados entre ambos, posterior a la guerra de 1879, en donde por defender al segundo de los nombrados el Perú se vió involucrado con resultados desastrosos y calamitosos que todos los peruanos conocemos. Vale decir que entre altiplánicos y chilenos no existe ningún problema de límites, solo están en el vacío ofrecimientos románticos de más de un mandatario mapochino que quizo remediar de alguna manera el clamor boliviano perpetuo de salir al mar y saborear el agua salada, sin darse cuenta que son priviligiados ellos por que nunca tendrán que soportar ni sufrir los embates ni calamidades que ocasionan los tsunamis.
Todos los gobiernos bolivianos han pedido con los gritos del silencio que el Perú diga esta boca es mía y se entrometa en su asunto de solución a su mediterraneidad, empero una sola vez patea el burro a su dueño y la experiencia nos ha enseñado con letras de sangre que los bolivianos deben solucionar sus problemas sin apoyo ni clamor de falsas hermandades que a la postre no son reconocidas y muy por el contrario traicionadas, como lo hizo Hilarión Daza con sus tratos por bajo la mesa con el gobierno de Anibal Pinto a espaldas de los peruanos.
Evo Morales debe gobernar con franqueza a su pueblo y sin seguir mandatos de extrangeros, por cuanto solo provoca ser ninguneado y tratado como representante de un gobierno improvisado que busca soluciones facilistas sin medir consecuencias políticas, económicas ni estratégicas, por tanto, debe arriesgar en el intercambio de territorios por períodos 50 ó 100 años, talvez ricos en reservas mineras o gascíferas y obtener a cambio salida al mar por zonas del territorio chileno que no están sujetas al Tratado de Ancón, para ser utilizados en actividades netamente comerciales para sus actividades de importación y exportación.
MARCO SANTOS.
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