domingo, 14 de agosto de 2011

LA MADRE DEL CORDERO

Los autóctonos blanquitos, negritos, cobrizos y cholitos de éste país diáriamente se preguntan que pasa con las autoridades nombradas a dedo y elegidas por voto popular para administrar justicia y mantener la seguridad ciudadana y no encuentran respuesta por ningún lado. Los unos a quienes llamaremos agraviados, que cuentan con poder económico, politico y social, cuando son atacados por la lacra delincuencial, se rasgan las vestiduras e imploran la justicia de los hombres y la divina para los que osaron agredir a los suyos, mientras los otros, se miran entre ellos a sabiendas que son los responsables de la debacle social y que están inmersos y navegan en la gran vorágine de la miasma nacional que no es otra cosa que el nuevo terrorismo de los asaltantes adultos y jóvenes que perpetran sus delitos en forma aislada e individual y en banda, manejando buses y combis asesinas e incendiando autos y viviendas o cuando sus ídolos pateapelotas, ineptos, limitados e ignorantones pierden partidos de futbol intascendentes cada fin de semana.
Esta lacra encorbatada y engalonada que hace decenios viene llevando al despeñadero a este país, la conforma el INPE una institución que debió desaparecer hace tiempo no por su insulsa existencia sino por lo peligroso de su accionar dentro de los penales de todo el país, ya que ellos son los que abastecen de drogas, armas blancas y de fuego, celulares, explosivos, alcohol, prostitutas y celdas doradas, estos son los que bajo el amparo de comités técnicos falsos y amañados, recomiendan a los juzgados y tribunales para que den libertad a los presos con falsas buenas conductas y ocupaciones artesanales inexistentes y si no logran esas libertades, los sacan a media noche para que asalten en las calles, violen a personas incautas, secuestren a ciudadanos con dinero y luego de perpetrado los hechos vuelven a sus cubiles dentro de los penales; también tenemos a la PNP, donde los oficiales desde los alfereces hasta los generales, se dedican a administrar sus empresas, seducir y acosar sexualmente a sus subordinadas femeninas, a dedicarse a actos ajenos a su cometido como negociar y apropiarse de los bienes logísticos de sus unidades policiales, como repuestos, llantas, carburantes y combustibles de patrulleros, o uniformes y alimentación de sus efectivos, teniendo por tanto rabos de paja, lo que les impide sancionar e imponer disciplina entre estos, dejando que los subordinados hagan su chacra en las comisarías, soltando a los detenidos, coimeando a los infractores, violando a sus intervenidas, haciendo tabla rasa de la moral y ética profesionales; de igual forma, están los nuevos millonarios de la nación peruana, que son nada más y nada menos los jueces y vocales corruptos enquistados en juzgados y tribunales en urbes y grandes ciudades, como Puno, Cusco, Talara o Chocopercca, que esquilman hasta el último céntimo a los justiciables, recibiendo inclusive el pago de las coimas a plazos y con esos dineros mal habidos construyen grandes edificios para el funcionamiento de colegios, hoteles, burdeles, restaurantes e instalaciones que son alquiladas al mismo Estado al cual ellos sirven.
Si no se forman jueces en forma adecuada y profesional, tal vez como se hace a los diplomáticos en la Academia Diplomática del Perú y no se reorganiza el INPE y la PNP, seguiremos teniendo como autoridades que administren la justicia nacional a la cofradía y crema y nata de la delincuencia organizada, pisoteándonos el cuello hasta el fin de los tiempos.
MARCO.V. SANTOS.
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