viernes, 3 de febrero de 2012

DEPORTANDO AL FELÓN

El gobierno de Cristina Fernandez de la Argentina, mediante su Poder Judicial, viene actuando en algunos aspectos políticos en forma eficiente, como el de reclamar la presencia del príncipe británico vestido de gurka, con puñal a la bandolera y uniforme de colono de las tierras de Calcuta, en los territorios soberanos argentinos de las Malvinas, lo cual por cierto no les provoca ni el más ligero hipo a los herederos de la Tatcher y lo más importante, la solicitud de extradición de Francisco Morales Bermudez Cerruti, quién hace más de cuarenta años se incluyó en el Plan Condor para detener a políticos peruanos que no eran de su agrado pro derechista, para tildarlos de subversivos, pro castristas y adoradores de Marx y juntamente que otros detenidos de procedencia chilena, uruguaya, boliviana y argentina, sean deportados hacia mazmorras y calabozos subterraneos de Buenos Aires, construidos por las manos ensangrentadas de Videla, Galtieri y otros mafiosos de la tierra de Gardel, como cualquier basofia apestosa.
Este macartista cholo de poncho y borceguíes, de apellido materno italiano, padre del ministro apristoide que importó carne de onagro podrida y agusanada, es aquel que disfrazado de macho cabrío o lobo estepario, no siendo nada más que un cordero lacayo de la derecha peruana, del terratenentazgo y de los latifundistas en extinción, siendo ministro de Juan Velasco Alvarado, se constituyó en Tacna el 29 de Agosto de 1975 y propició el acto más repudiable y nauseabundo que pueda cometer un falso militar, un hombre de confianza y un apostol doctrinario, claro después del trístemente celebre elemento bíblico Judas, cual es el de traicionar y dar golpe de Estado a su jefe, hacedor y mentor Velasco Alvarado, aprovechando del mal físico que aquejaba al mandatario conocido como Juan Sin Miedo, portando en sus alforjas y mochilas de soldado vencido por sus propios demonios y angurrias genéticas, los billetes norteamericanos que le plantaron en sus narices los ex dueños de la patria que envilecieron cada centímetro del territorio nacional, acto lleno de felonía que lo ejecutó en la misma frontera con el enemigo sempiterno chileno, claro está, que había sido elegido éste lugar para fugar como una rata del desierto salitroso si su macabro plan fracasase.
Este ex militar que puso un baldón imborrable sobre el ejército de todos los peruanos, que se hace llamar demócrata, que restituyó la paz, que asiste a cuanta ceremonia oficial y de etiqueta se lleve a cabo en Lima, por el solo hecho de su afán figurantista y de su sed insaciable de bebedor social, ahora sale a lamentarse de la cruel decisión de la viuda de Kitchner, clamando en todos los medios hablados, escritos y televisivos de Lima de ser un hombre inocente, que nunca detuvo ni torturó a nadie y que si alguien lo acusa de abusivo, prepotente Y dictadorcillo amamantado por la CIA, son gritos y exclamaciones de folcklóricos zurdos que quieren colgarsae de su saco desvencijado y con los bolsillos cansados de llevar las trece monedas que recibió como paga para ejecutar el tacnazo de marras.
Este elemento que nunca fué ni correcto militar ni sesudo político, no solo recibió la paga de malos peruanos sino del gobierno y de los mandamaces económicos chilenos, que veían que Velasco Alvarado con su moderno arsenal bélico soviético, declararía la guerra a los araucanos, procediendo a recuperar los territorios peruanos y la dignidad de los hijos de Cáceres, quienes analizaron la flacidez moral y carencia de valores del felón y le pusieron pesos chilenos hasta en los calcetines y bajo el forro de su polaca.
El actual gobierno nacionalista velasquista de Ollanta Humala debía por intermedio de su poder judicial disponer la extradición a Argentina del felón famoso aún con vida para que pague los excesos de poder en la violación de los DD.HH., para ejemplo de los próximos felones aún encubiertos y asolapados.
MARCO V. SANTOS
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