lunes, 6 de diciembre de 2010

GEOPOLITICA PINOCHETISTA

La actitud genocida del huaso chileno Patricio Lynch cuando al mando de la brigada séptima de caballería asoló el pueblo de Lima, procediendo a rematar a los cadáveres de los soldados y civiles caídos en la defensa de la patria ante la invasión de sus tropas,empleando las bayonetas de medio metro de sus fusiles y facas asesinas, cuya matanza atróz y sangrienta por cierto hizo clamar a los pueblos del mundo para que suspenda su acción depredadora, tal como lo hizo Du Petit Thouars y el mismísimo senado y pueblo chilenos; fue la más aberrante y negra página que le tocó vivir a los peruanos por la desidia, antinacionalismo, cobardía y genuflexión de sus gobernantes a partir de los años 1800 en su condición de víctimas y a los chilenos infraternos, traidores y angurrientos de expansionismo y dinero peruano proveniente del guano de isla, en su condición de agresores.
Esta acción del militar chileno de marras que lo pinta de cuerpo entero y desnuda su humanidad abyecta, en su atrocidad y desmadre aún es defenestrada y vilipendiada por el otro genocida Pinochet que ahora navega en los ríos negros del quinto infierno de Caronte, quien logra maldecirlo y echarle la culpa de lo reducida de la actual geografía ridícula del país del nativo Caupolicán, que dizque el matón asesino de Allende, Lynch se dedicó a matar y repasar muertos anodinos e inermes, lejos de invadir hasta Aguas Verdes y el Río Putumayo en el norte del Perú.
Esta idea maquiavélica de Pinochet es parte del pensamiento geopolítico del estado chileno,como norma y política de caracter permanente de todos sus gobiernos sean de izquierda o derecha, y para muestra un botón, ahí vemos al millonario Piñera metido de presidente de los araucanos, quién haciendo gala de sus mejores sonrisas y su estado atlético que dejó como una zapatilla a su homólogo peruano que sola atinaba a elevar un vaso de licor peruano ante la figura obesa de sus adiposas papada, cogote y vientre en aparente gravidez; quien aparte de haber manifestado que el Perú se conquistará sin disparar un solo balazo, solo con la inversión y compra de sus servicios estratégicos y esenciales, como son la luz eléctrica, el agua potable, el agua dulce de ríos y lagunas, la telefonía, el sistema financiero y bancario, los aeropuertos, puertos, las fronteras, los mega mercados, la alimentación en cuanto a fabricación, compra y venta de fideos, harinas, enlatados y productos lacteos y situación similar a medicamentos y productos de salud, ha atentado contra la integridad del territorio patrio peruano
No solo ya se ha producido tal mentada inversión que a su inicio era encubierta y ahora evidente y a toda luz, sino que el gobierno chileno manipulado por los comandos de sus fuerzas armadas que por cierto no dejan de ser muy profesionales y con alto espíritu nacionalista y patriótico, ha convencido al gobierno de Evo Morales para que sus marineros otrora de agua dulce, construyan sus escuela naval enpleno territorio ileño que antes fue peruano, sin pedir nada a cambio, ni un gracias ni un hasta luego, como diciendo que es obligación de los peruanos solucionar la mediterraneidad de los altiplánicos.
La invasión boliviana de cuya gesta son autores intelectuales los chilenos, en pleno y franco contubernio con el gobierno actual mafioso y prochileno no ha sido comentada, analizada ni criticada (lo cual nos lleva a colegir que todo silencio es aceptación) por los actuales líderes de las mafias políticas en plena campaña pre electoral, muy parecida a la aves carroñeras con las alas abiertas listas para volar y caer sobre los cadáveres de cuadrúpedos mal olientes.
De estas actitudes no debemos asombrarnos, sino de la del que se jacta de ser nacionalista, el ex militar Humala (el que está aún libre), que a sabiendas de que la invasión boliviana agrede la dignidad nacional y viola la constitución política aún vigente, no abrió la boca ni para toser, por el solo hecho de que el lider de la invasión mentada es nada menos que su congénere engaña campesinos Evo Morales, fabricado y enlatado como el susodicho soldado peruano, por el venezolano Hugo Chavez.
MARCO V. SANTOS
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