sábado, 6 de noviembre de 2010

DE LA ENVIDIA AL ODIO

Diariamente escuchamos al actual mandatario su discurso consabido de que somos la envidia de los demás países en cuanto a nuestro desarrollo económico, crecimiento del empleo, el uso de celulares por todos los peruanos, el turismo creciente, nuestra exquisita comida, etc, lo que no sabemos si creer ciegamente, analizar y opinar o pornernos a llorar de alegría.
Empero hace unos días los afamados discursos recubiertos de vanidad y arrogancia han dejado de circular en el ámbito mediático y el chismorreo callejero, hasta hacer caer las mandíbulas de los ayayeros políticos, olvidándonos de la pelea por los lanzamientos de candidatos inesperados y adjetivos que se colocan entre contrincantes por las elecciones que se avecinan, tirando por los suelos los reclamos de mejoras salariales de sus técnicos, no obstante que estos personajes nacidos con su estrella en la frente cobran sueldos fabulosos por administrar justicia ¿? por cuanto un magistrado del poder judicial nacional de esos que dizque son PhD, doctores, diplomados y demás premios y galardones inventados por el mismo hombre, fue intervenido por la fuerza pública y los órganos de control interno del PJ, por haber coimeado con trecientos soles a un justiciable, dinero que hizo guardar en uno de sus bolsillos de su uniforme a su menor hijo de doce años de edad, el mismo que tuvo que extraer el dinero de sus prendas, bañado de verguenza y odio hacia su padre.
Preguntamos si estos hechos por demás sensurables y que causan verguenza ajena nos pueden permitir argumentar que somos la envidia de las naciones?
Este magistrado cuyo nombre nos dá verguenza mencionar, estaba acostumbrado a estos hechos corruptos y de coima y de exacción y sabe Dios cuantas veces habrá hecho guardar los dineros mal habidos a este su hijo que en mala hora nació en ese su hogar.
Los jueces y fiscales peruanos son aquellos abogados suertudos con mucho poder económico o político que sin haber sido formados en una escuela superior de la magistratura como la hay en la Diplomacia, ejercen y aplican justicia, enviando a la carcel a los campesinos roba gallinas y mandando a sus residencias a los borrachos homosexuales, artistas, políticos, vedetes y demás yerbas del campo que manejan sus vehículos y matan a los transeuntes. Es más estos ciudadanos afortunados con los sueldos del estado que aplican justicia a lo largo y ancho del país, en dos años se convierten en millonarios, dueños de hoteles, edificios, flotas de vehículos y mueven el sistema financiero y económico de sus localidades y ámbitos laborales.
Al juez de marras corruptor de su propio hijo, tendría que aplicársele todo el peso de la ley, no solo como a un magistrado corrupto sino como a un padre criminal y deshonesto, inmoral y desleal con su hijo, enemigo de la juventud y del futuro de la patria, insano y mezquino e inculto.
El Colegio de Abogados del Perú, ipso facto debería de haber expulsado de su seno deontológico a esta piltrafa humana y social, para escarmiento de estas autoridades que cobran sueldos altos con tan baja moral.
MARCO V. SANTOS

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