viernes, 14 de enero de 2011

LOS TRECE JINETES DEL APOCALIPSIS

Ahora que está de moda hablar de la gran hecatombe por la que atravieza el orbe en todas sus latitudes y extremos, donde cae nieve en los desiertos y en las selvas profundas, se inundan grandes pampas al igual que inmensas ciudades, los témpanos de hielo navegan cual trasatlánticos, las aves aparecen muertas en las grandes avenidas por millares al igual que los peces en las playas desoladas. Los unos dicen que se trata del Apocalipsis del que tanto nos hablan las sagradas escrituras, los otros hablan de la Gran Tribulación que viene después de los hechos apocalípticos que ya sucedieron. En fin la tragedia ecológica no es ajena al pueblo peruano, ya que esta viene sola, de por sí cada año en todas las estaciones, durante las lluvias, en el estío, en el friaje, en todo momento y en todo lugar.
Empero sumada a esta, se nos vienen en este momento pre electoral de este año, los trece jinetes del Apocalípsis, unos lo hacen montados en caballos blancos, otros en zaínos, bermejos, palominos, bayos, son de gran alzada, medianos y pequeños como los ponys, los mustangos o los chumbivilcanos que montan los korilazos; aparte del arma de sus lenguas biperinas con la que azotan en las sienes y oídos de los aborígenes que salen a su paso en los caminos pedregosos, llevan otras armas como arcos hechos con tendones y clavículas de seres humanos, hachas de piedras filudas y espadas punteagudas como agujas hipodérmicas y escopetas de dos y tres cañones, de avancarga y retrocarga. Llevan granadas y bombas de humo que nublan la visión y la opinión de los autóctonos, sacándolos del camino para conducirlos al barranco de la ignominia.
Ya no son cuatro como lo dice la Biblia, por que es una cantidad escasa para el ancho público objeto de la gran estafa y degollamiento moral. Son trece ahora, cantidad que si puede engatusar a los anoréxicos mentales y de auto estima, que cada doscientas cuarenta semanas acuden a los centros de votación, formando largas colas como zombies y robots oxidados, como obligados por controles remotos invisibles, para emitir sus votos con el higado en la mano y nunca con la razón y el buen criterio.
Todos llevan rumas de papeles arrugados y rotos en las esquinas, en ellos se pueden leer falsos juramentos, datos personales robados a otros, canciones con letras en idioma extraño y desconocido, lemas fasistoides y de falsa amor al prójimo, hablan de planes para eliminar la pobreza material pero ninguno menciona la pobreza mental y del espíritu, hablan de la defensa de los bienes de la patria y de la intangibilidad de los recursos nacionales, pero ninguno menciona de su libre uso por el pueblo y de la gratuidad de sus beneficios para el bienestar de las familias, hablan del empleo para todos pero no mencionan si será con paga adecuada al ser humano, en los horarios que la ley manda, hablan de eliminar la delincuencia común y organizada que ataca a la población de las grandes urbes y pequeños poblados del interior y no mencionan si los eliminarán desde el estamento público, desde sus instituciones como la policía, los jueces, los fiscales, los curas, etc., cada mañana, cada atardecer y cada noche.
Los jinetes del terror y de la abominación desoladora, llevan muchas alforjas de lona gruesa como la piel de sus espaldas, están vacías y listas para guardar las monedas tintineantes y billetes de todos los colores y olores que les serán entregadas a su paso, total la plata a las manos arrugadas y sangrantes les llega sola, sin realizar esfuerzo ni trabajo alguno, solo deben estirarla hacia la persona de rostro sospechoso o al individuo en delito flagrante.
Encuentran a su paso a seres que ante el simple intercambio de miradas contactan ipso facto, como la química de los enamorados, a los cuales los suben a sus grupas, sabiendo en sus adentros que dificilmente encarnará y representará a los suyos. Estos falsos seguidores independientes, no serán más que rehenes de sus propias decisiones y morirán aplastados como cucarachas de alacena por las falsas doctrinas y oraciones con letras escritas al revés. Las falsas doctrinas y credos de los nefastos jinetes rebotarán en las duras testas de los nuevos aliados y darán motivo a escarnio y risa de parte de los ayayeros y cargadores de los cachibaches de los visitantes del séptimo infierno de eaco.
Los seres siniestros sin sangre en la cara, sin conciencia ni alma en sus entrañas, sin piel en el contorno de sus huesudos cuerpos, sin nombres, apellidos, tradición ni historia familiar, los menesterosos de identidad y tránsfugas de su destino, se suben al caballo más engalanado cuyo jinete muestra su mejor sonrisa y en uno de los bolsillos de su gruesa capa, asoma el perfil de un grueso fajo de billetes, se acomodan al costado y sobre las bestias cuadrúpedas y bípedas, sin saber sus credos y sus objetivos de destrucción, total ellos pagan bien, dan buena comida y buena ropa y galopan frenéticamente por los vericuetos de los caminos de la lucha por el poder y se agazapan ante el vuelo rasante de aves carroñeras que quieren picotear la nauseabunda carga.
Estos nuevos ayayeros de la parafernalia del nuevo Armagedón se ponen mascaretas de suave piel y sonrisas de almanaque de navidad, sus cuerpos emanan perfumes y fragancias penetrantes y percibidas a cuatro leguas, visten sedas y telas de lino de colores níveos y claros que alivian la vista, reciben comidas hechas con la mano sudorosa de los poblanos y refrescos con agua cruda, bailan en rondas con campesinos que nunca se cambiaron de ropa ni se bañaron, lo que les dá autenticidad a su pobreza e ingenuidad en el mundo de los lobos esteparios, zapatean sobre la arena a sabiendas del dolor que les causa las piedrecillas que se metieron en sus finos zapatos y sandalias de cuero repujado.
Empero, al ver a fondo y no solo mirar, al escuchar y no solo oir el son de la música, solo se ven a jinetes esqueléticos sin ojos, piel, vísceras ni cerebro que los impela a pensar ni razonar, deambulan por los desiertos como los beduinos buscando a sus víctimas tras la dunas, tras los espejismos de amor, fraternidad y lealtad, engañando incautos y sometiendo personas, familias y pueblos, hasta esquilmarlos y a los cinco años dejarlos como guiñapos y limones exprimidos a costa de sacarles el jugo para saciar la sed ajena.
MARCO SANTOS DLG.
http://PARNASOPPSLIBRESXXIBLOGSPOT.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario