viernes, 25 de septiembre de 2009

NOCHE DE ALCARAVANES
Metamorfosis Kafkiana de Alberto Samsa Fujimori (publicado en Marzo-2005)
Por : Marco V. Santos DLG
En la sala de estudio de su lujosa residencia en Tokio, había planificado meticulosamente el próximo movimiento de sus fichas, pese a que su compañera de alcoba le había comunicado que noche antes había tenido un sueño terrible, sugiriéndole que no haga esa jugada por que era muy peligrosa; empero él con su carácter muy intolerante casi ni le escuchó, por que tenía la certeza de que aparte de estar en contacto directo con sus seguidores de partido, aprovecharía la tensión existente casi bélica entre el Perú y Chile y que tal ves lograría generar un conflicto armado y que los del sur lo recibirían con honores pensando en las serias aspiraciones de ser nuevamente presidente de los peruanos. En efecto habiendo iniciado las tratativas con una compañía aérea, firmó el contrato cancelando la suma de 500 mil dólares para ser trasladado en un vuelo charter, luego de despedirse amorosamente de su conviviente, se embarcó en el pequeño jet, el que debido a su reducida autonomía de vuelo, hizo escala en aeropuertos de territorios norteamericanos y mexicanos, lugares en donde para evitar ser detenido por estar requisitoriado tuvo que sobornar a los funcionarios aduaneros y policiales, luego sobrevoló espacio aéreo peruano sin contar con la autorización, total aparte de su buena suerte, sabía que los aviones de este país no lo interceptarían por cuanto estaban inoperativos y no contaban con combustible; en su rostro cetrino triangular y de pómulos salientes se dibujó una sonrisa malévola idéntica a la descripción lombrosiana del delincuente nato y del loco moral. Al arribar al aeropuerto de Santiago de Chile es atendido por carabineros despistados que no le impiden el acceso ni le ponen traba alguna a sabiendas de quien se trataba y a los pocos minutos se encontraba cómodamente instalado en la suite presidencial del hotel más lujoso de esa ciudad y como quiera que el viaje de un continente a otro fue muy cansado, se metió a la ducha y luego se recostó en la cama con colchón de agua y sábanas de seda, recibiendo el huésped el trato que le corresponde a un ex presidente latinoamericano y súbdito japonés.
Luego de un reposo merecido y un sueño reparador despertó Alberto Samsa Fujimori convertido en un monstruoso insecto echado de espaldas sobre su duro caparazón y al alzar su cabeza vio su vientre convexo y obscuro surcado por curvadas callosidades, sobre la colcha estaba a punto de deslizarse hacia el suelo. Numerosas patas penosamente delgadas en comparación con el grosor normal de la de los humanos, se agitaban desconcertadas. Que me ha ocurrido se decía, no estaba soñando, su habitación que noche antes era todo lujo ahora era muy pequeña y de aspecto rústico. Seguiré durmiendo y me olvidaré de esta locura dijo para sí. Que cansada es esta mi profesión que me obliga a estos sacrificios de los viajes molestosos, afuera se escuchaban voces que lo llamaban para que se levante y él respondía con gruñidos como de animales pequeños. Sus hijos fueron los primeros en ingresar a la habitación, estaban acompañados por un médico y un gendarme. Esos minutos le parecieron siglos y rogaba que estuviera presente su novia que había dejado en el lejano Japón para que le dé alientos y le acaricie con sus suaves manos su caparazón y le limpie con su pañuelo perfumado las lágrimas que brotaban de sus pequeños ocelos. Recordaba también sus épocas de presidente de cierto país andino que lo cobijó a él y su familia sin ambages ni preámbulos y paseaba por los pasadizos relucientes acompañado de su asesor entrañable Montesinos. Sus hijos vieron al extraño y repugnante insecto que se arrastraba sobre el piso alfombrado de la suite y huyeron del lugar como almas que lleva el diablo. Su habitación fue puesta en cuarentena al igual que todo el piso del hotel. Le pasaban restos de comida y gaseosas en chapitas de coca cola por debajo de la puerta. Sus hijos jamás volvieron a visitarlo, tal como lo hicieron con su madre cuando aún eran adolescentes. Tenía sobre la mesa de noche un aparato de TV a color encendido para que pueda ver las noticias y un teléfono que nunca pudo utilizar por razones obvias. Pudo enterarse como de continente a continente y en todo el orbe la gente hablaba de él y de su extraña metamorfosis.
Los científicos, entomólogos e investigadores de la NASA querían llevarlo consigo a sus respectivos laboratorios, unos decían que había llegado en un meteorito, otros que era el mensajero del fin del mundo y también que era un invento de los rusos. Pero los chilenos que eran dueños de la monstruosa alimaña no pensaban soltarlo. La gente peleaba en las calles, incendiaban buses y edificios estatales, unos a favor y otros en contra de su presencia.
El se sentía contento en su cuarto por su fenomenal e inesperada fama y rogaba para que no lo envíen a otro país ya que podían diseccionarlo para las investigaciones; cierta mañana escuchó que los encargados de su seguridad y de la limpieza de su cuarto, estaban hartos con su presencia, que incluso los gobernantes de otras naciones ya no lo pedían y que prácticamente se habían olvidado de su existencia, por lo tanto tendrían que eliminarlo con algún insecticida, empero rogaba para que antes que eso suceda, le dejasen arrastrarse por última vez por los pisos encerados del palacio de gobierno de la ciudad de los reyes. No le hicieron caso por cuanto nunca le escucharon. Una mañana sus visitantes rutinarios entraron al cuarto, lo miraron y salieron más contentos que asombrados, gritando a viva voz que el insecto de vida anodina había estirado las patas.
Emaíl : marsangal@hotmail.com – blogspot : parnasoppslibresxxi.

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